Poco después de la medianoche, una llamada
anónima en nombre de ETA avisa a la
DYA de la colocación de dos artefactos explosivos en sendas
oficinas del Banco Guipuzcoano de San Sebastián que estallarían en
veinte minutos. La Ertzaintza
procedió a la detonación controlada del primero, en la avenida de la Libertad, sobre las tres
de la mañana (explosión que causó importantes destrozos en la central del
banco, comercios aledaños y algunos vehículos) y una hora y media más tarde
neutralizó el otro artefacto en la calle Zubieta sin apenas daños. Ninguno de
los explosivos estalló en el tiempo anunciado y se pudo observar que cada uno
de ellos llevaba grabado el nombre de un etarra: en un caso "Azkoiti"
y en otro el de Olalla Castresana.
Este atentado fue obra al parecer del
"comando Ontza" (o Hontza).
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