Una multitud recibió con vítores, bengalas y bailes al terrorista en el municipio guipuzcoano de Vergara.
La Audiencia Nacional le condenó a 32 años de prisión por este secuestro, que se sumaron a los 14 años de cárcel que se le impuso por secuestrar al empresario guipuzcoano Julio Iglesias Zamora, y a los 178 por asesinar a tres guardias civiles en 1987 en la localidad guipuzcoana de Oñati con una bomba.
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