Sobre las diez de la noche estalla una potente
furgoneta-bomba en las cercanías de la discoteca “Bordatxo”, en Santesteban
(Navarra). Una llamada alertó previamente de la colocación del artefacto, que
causó daños muy importantes que obligarán a la demolición del resto del
edificio. Una quincena de viviendas cercanas también resultaron afectadas.
ETA
acusa al dueño del local, José Beola Agesta, de ser “confidente y colaborador
de las fuerzas armadas españolas”, aunque el propietario afirma que le habían
solicitado el pago del denominado “impuesto revolucionario”.
La furgoneta
empleada era una “Volkswagen Candy” robada el 13 de diciembre en Toulouse.
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