Una llamada en nombre de ETA alerta de la
colocación y próxima explosión de un artefacto colocado en un conjunto de
antenas situadas en la cima del monte Arnotegi, en las afueras de Bilbao.
La bomba no estalló a la hora indicada (10 de la mañana) por lo que los
artificieros de la
Ertzaintza intentaron desactivarlo; al manipularlo un robot
manejado a distancia, el artefacto (de unos 4-5 kilos) estalló causando
diversos desperfectos en especial en las antenas utilizadas por la Policía Municipal
de Bilbao. La policía autónoma cree que se trataba de una bomba-trampa
destinada a causar daños a los artificieros cuando la tocaran.
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