martes, 2 de noviembre de 2004

Detenciones en el País Vasco


Agentes de la Guardia Civil detienen en Bilbao a cuatro personas, una de las cuales ingresó en prisión, Iker Arzelus Angiozar (26 años). La Policía Nacional detuvo a Gaizka Larrinaga Martín (puesto en libertad el 6-11) e ingresó en prisión una de ellas, Oscar Pérez Fernández, con antecedentes por “kale borroka”. El día 4 fue detenido también en Bilbao, Sergio Regueiro Martínez (24 años). Estos dos últimos fueron luego puestos en libertad, al igual que Asier Arrola Martínez,  detenido el día 5 en Castro Urdiales, e Inmaculada Basabé. Aitziber Sagarminaga Abad, detenida el día 11 en Bilbao, ingresó en prisión, mientras que Sergio Regueiro Martínez fue detenido el día 9 y puesto en libertad al día siguiente.
Gorka Rivadulla Mediero y Garikoitz Urizar Elorza fueron puestos en libertad el día 6.
Iker y Aitziber fueron condenados a 5 años de cárcel. Aitziber fue puesta en libertad en noviembre de 2009.

.- Se hace público que seis históricos etarras, actualmente en prisión, enviaron una carta a la dirección de ETA pidiendo el abandono de las armas. La misiva, publicada parcialmente en el ‘Diario de Noticias’, está firmada por Iñaki Arakama Mendia ('Makario'), Francisco Mujika Garmendia ('Pakito'), Iñaki Bilbao Beaskoetxea ('Iñaki de Lemona'), Carlos Almorza Arrieta ('Pedrito de Andoain'), Kepa Solana Arrondo y Koldo Aparicio Benito. Se cree fue escrita en agosto de este año, unas semanas antes de que la cúpula de la banda terrorista cayera en Francia en octubre.

Nos ha impulsado a escribiros esta carta la responsabilidad que creemos tener hacia la Organización (ETA) después de muchos años de militancia y de haber vivido diferentes vicisitudes y momentos difíciles donde había que apostar y ser audaces con todas las consecuencias. Desde esta autoexigencia queremos hacer llegar a la dirigencia una reflexión que parte de que nuestra estrategia político-militar ha sido superada por la represión del enemigo contra nosotros. La incapacidad de potenciar la lucha armada y la imposibilidad de acumular fuerzas que posibiliten la negociación en última instancia con el poder central nos obliga a replantear la estrategia vanguardista defendida hasta ahora. En adelante, a nuestro entender, debería ser la izquierda abertzale en su conjunto, con los instrumentos utilizados en su organización política, quien debiera definir la estrategia y táctica a seguir en el logro de nuestros objetivos como pueblo».
«Nunca en la historia de esta Organización nos hemos encontrado tan mal y en las últimas comunicaciones no se atisba ninguna reflexión sobre ello. Con gran pesar nuestro estamos viendo desde hace un tiempo una resignación progresiva en el conjunto de la izquierda abertzale con respecto a la Organización, en cuanto a lo que se espera de ella. En efecto, creemos que la izquierda abertzale siente a la Organización debilitada, sin capacidad de influir decisivamente en su quehacer armado. Totalmente vulnerable a la represión y sin capacidad de reacción, y esto hay que ponerlo de una vez por todas encima de la mesa con todas las consecuencias».
Aquí no se trata de saber si el retrovisor del coche está mal o si la rueda está pinchada. Lo que falla es el motor. Es decir, falla la estrategia político militar sustentada en la potencialidad de la actividad armada. En su momento se apostó y se elaboró una estrategia político militar basada en la capacidad de fuego de la resistencia armada. Sin este componente los parámetros cambian y una reflexión consecuente ha de presupuestar el tomar en cuenta esta situación o realidad.
A partir de aquí, opinan que debe elaborarse una nueva estrategia y que, una vez definida, se podrán estudiar «todos los demás movimientos complementarios. Y en ello se incluiría al Colectivo como tal, es decir, en su rol a desarrollar. Si no se parte de esta premisa seguiremos cometiendo errores una y otra vez».
«Queremos entender que el debate se está desviando de forma inconsciente, puesto que si fuera de forma consciente nos retrotraería a pensar que se está actuando de la forma sibilina y maquiavélica que lo hicieron en su tiempo los poli-milis, lo cual sería muy, muy grave. Pensamos que si no se coge el toro por los cuernos de forma decidida y resuelta, vamos a introducirnos en una dinámica degenerativa que va a afectar a nuestro proyecto político como tal. Ya son muchos los hilos que se han roto de la soga que sustenta la capacidad de iniciativa e influencia real de la Organización. No queremos asistir viendo cómo se van rompiendo los demás hilos y el tren que tanto ha costado construir se desboque por los raíles de la desilusión y la resignación paralizante que permita paralizar la capacidad de la izquierda abertzale».
«Esta lucha armada que desarrollamos hoy en dia no sirve. Esto es morir a fuego lento. No se puede hacer una lucha armada a base de comunicados y de proferir amenazas que luego no se cumplen. No se puede desarrollar una lucha armada cuando se es tan vulnerable a la represión. La capacidad de disuasión en los términos aducidos es nula. A partir de esta realidad y teniendo en cuenta que el día a día nos está enseñando que no tenemos la capacidad y los medios -por mil razones técnicas y no técnicas- de desplegar y desarrollar una lucha armada suficiente, constante y con capacidad de disuasión, somos muy débiles en ese sentido», por lo que apuestan por la movilización social y la participación en las instituciones políticas: «Nuestro capital y potencial político está ahí, explotémoslo en todas sus virtualidades: lucha institucional y lucha de masas. ¿Y la lucha armada, qué? ¿Qué lucha armada? ¿La que esbozamos en un plan teórico y no podemos llevar a la praxis? ¿Qué consecuencias políticas acarrea proseguir como estamos ahora, en la dinámica actual? ¿Qué previsiones de futuro se vislumbran insertados en la dinámica actual?».
Por todo ello, sugieren a la dirección de ETA replantear la estrategia y orientar la acción hacia la lucha institucional y de masas, de acuerdo con las pautas que establezca la izquierda abertzale en su conjunto y animan «a todos los militantes de las cárceles a participar en este debate, que consideramos necesario».
«La carta responde a la proposición «recogida en vuestra última comunicación en la cual se propone insertarnos, como Colectivo (de presos), en una dinámica de lucha que propulse los derechos del colectivo, así como hacer frente a las situaciones carcelarias difíciles motivadas por el aislamiento, las medidas restrictivas que se nos aplican y otro sinfín de situaciones derivadas que se ve salpicada la vida carcelaria. Todas las iniciativas que abarquen a todo el colectivo de presos deben ir íntimamente interconexionadas con las luchas que se desarrollan en el exterior porque si no es así, toda iniciativa quedará coja y sometida a un desgaste que se debe valorar y tener muy en cuenta. Muchas veces se ha tomado al colectivo como un instrumento dinamizador de luchas con el objetivo de agitar sensibilidades que en cierto modo se encuentran un tanto adormecidas. De este modo, se le otorga al colectivo un papel vanguardista en la dinamización de las luchas en el exterior, algo que es un error, porque aunque en ciertas coyunturas el colectivo puede jugar un rol impulsador, creemos en la coyuntura actual no es el caso».
«¿Es necesaria una ekintza (acción) de tal tipo (encierro en sus celdas) para solidarizarnos con ciertos actos que se desarrollan en el exterior? ¿Era necesario, sabiendo las consecuencias punitivas que acarreaba el txapeo? Pensamos sinceramente que no. Más aún, pensamos que de un tiempo a esta parte se está desviando con iniciativas de este tipo el verdadero problema de fondo. No por la iniciativa en si misma, sino por cómo se plantea. Esto último lo decimos a raíz de las últimas comunicaciones que hemos recibido».
Ante esta situación, los firmantes propugnan elaborar una estrategia alternativa, basada en la acción política de la izquierda abertzale. "Nuestro capital y potencial político está ahí, explotémoslo en todas sus virtualidades: lucha institucional y lucha de masas".

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