Una llamada en nombre de ETA alerta de la
colocación de explosivos en una torre de alta tensión en Irún
(Guipúzcoa), cerca de la frontera. La Ertzaintza localiza casi a las seis de la tarde la
torre y desactiva un artefacto de pequeña potencia que no había estallado por
un fallo, observando que otros tres ya habían estallado, probablemente hacia
días (una llamada en nombre de ETA avisó de la colocación diez días antes). En
la misma llamada se alertó de la colocación de otros artefactos en la provincia
de Huesca, en las inmediaciones del Parque de Ordesa, que no habían estallado. La Guardia Civil
localizó al día siguiente en el término de Bujaruelo (Huesca) -muy cerca
de la frontera francesa- ocho pequeñas
cargas sin estallar en una línea de alta tensión y encontró restos de otras ocho
que habían estallado, si bien sin grandes daños.
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