En la localidad de Lujua (Vizcaya) se produce la quema de cinco autobuses de la empresa 'Transporte Lujua' que da servicio a varias líneas de Bizkaibus. Los autobuses estaban estacionados fuera de las cocheras cuando sobre las cinco de la mañana se escucharon varias explosiones en la explanada donde estaban aparcados. Las llamas se extendieron rápidamente y los autobuses quedaron completamente calcinados. Las pérdidas para la compañía se calculan en más de un millón de euros.
En las inmediaciones del lugar se encontraron octavillas caseras en las que se pedía la libertad de los presos de ETA enfermos.
Al día siguiente, en un comunicado remitido a EITB por email, se reivindica el sabotaje vinculándolo a la situación de los presos enfermos de ETA. Los autores del mensaje justificaron esta acción porque no piensan quedarse «mirando al cielo» mientras no mejore la situación de los reclusos enfermos.
Aluden, además, a la muerte en prisión de tres militantes de ETA –en referencia a Xabier López Peña, ‘Thierry’, Anjel Figeroa y Arkaitz Bellón– y citan los nombres de diez reclusos enfermos de la banda terrorista cuya puesta en libertad exigen. Los saboteadores ofrecen detalles de su acción y explican cómo colocaron un artefacto en cada transporte para aumentar los daños.
El comunicado acaba con la frase «Preso gaixoak etxera» (Presos enfermos a casa).
La Ertzaintza no descarta ninguna hipótesis sobre el origen del incendio.
